Del líder medioambiental

Hace unos años, una auditoría del programa Energy Star de la Agencia de Protección del Medio Ambiente de Estados Unidos sacó a la luz algunas realidades inquietantes. Los auditores, haciéndose pasar por empresas reales, consiguieron la etiqueta Energy Star para más de una docena de productos falsos, entre ellos un "purificador de aire" que no era más que un calefactor con un plumero pegado encima.

¿Cómo ocurrió? Además de una evidente falta de supervisión en aquel momento, al programa le faltaba un componente fundamental: la verificación. Y aunque el programa Energy Star se ha renovado desde entonces para colmar estas lagunas, las certificaciones sin verificación siguen existiendo, lo que supone una amenaza real para la reputación de las empresas que compran y fabrican esos productos.

La certificación es sólo el primer p