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El 14 de octubre se celebra por segunda vez el Día Internacional de los Residuos Electrónicos, con el objetivo de reducir la carga que suponen para el medio ambiente y ahorrar recursos naturales. Más de 100 organizaciones de 44 países respaldan esta iniciativa para fomentar el reciclaje de residuos electrónicos.

Cada año se generan en el mundo 50 millones de toneladas métricas de residuos electrónicos. Gran parte de ellos se manipulan de forma insegura, provocando contaminación, riesgos para la salud humana y la pérdida de valiosos recursos finitos. La basura electrónica es el flujo de residuos de más rápido crecimiento en el mundo y la mayoría de los países tienen dificultades para manejar estas enormes cantidades de productos desechados de una manera responsable y eficiente en el uso de los recursos. En 2016, solo se recicló el 20% de los residuos electrónicos en todo el mundo.

El Día Internacional de los Residuos Electrónicos llama la atención sobre el hecho de que, mientras la atención se ha centrado en la recogida de productos, no se han dedicado suficientes esfuerzos a crear infraestructuras para procesar los residuos o recuperar de forma segura los materiales usados. Esto ha provocado una escasez de instalaciones donde gestionar los residuos electrónicos de forma segura. En su lugar, los residuos electrónicos se mezclan con los desechos residuales, donde a menudo se incineran, se depositan en vertederos o se exportan a países en desarrollo. Los exportadores de residuos electrónicos suelen elegir destinos que carecen de una legislación eficaz que regule cómo deben gestionarse.

En estos países, los productos son desmontados manualmente, quemados al aire libre o disueltos en ácido por trabajadores locales, incluidos niños, sin equipos de protección adecuados, lo que provoca graves problemas de salud. Los productos electrónicos contienen una serie de sustancias tóxicas peligrosas para la salud humana, con riesgos documentados para el sistema nervioso cerebral, los pulmones y los riñones, así como vínculos con ciertos tipos de cáncer. Los residuos tóxicos pueden filtrarse y contaminar el suelo, el aire y el agua, afectando a los ecosistemas circundantes donde las comunidades locales cultivan sus alimentos, cazan y pescan. Las sustancias peligrosas también se propagan a otros continentes a través del aire y el mar.

Para evitar los residuos electrónicos, la certificación mundial de sostenibilidad TCO Certified aplica un enfoque circular a la producción y el consumo de productos informáticos. Al exigir que los productos informáticos sean duraderos, reparables y actualizables, además de reciclables, los productos pueden vivir más tiempo y los materiales pueden recuperarse.

"No hay una gran solución a este problema: se trata de dar muchos pequeños pasos en la dirección correcta. Por ejemplo, con TCO Certified, g