¿Cómo pueden aplicarse los principios de circularidad en la adquisición y el uso de ordenadores portátiles? ¿Cómo se pueden reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y ahorrar dinero al mismo tiempo? Hemos escuchado a expertos en la materia y analizado los datos. Aquí encontrará consejos prácticos y con base científica sobre consideraciones clave como la ampliación de la vida útil del producto, la eficiencia energética y por qué debería pensárselo dos veces antes de reciclar.
Cada año se fabrican y venden en todo el mundo unos 275 millones de ordenadores portátiles. Aunque su fabricación requiere una gran cantidad de energía, así como una serie de recursos naturales finitos, su vida útil suele ser corta. El contrato informático típico se basa en un ciclo de uso de tres a cuatro años. Después, muchas organizaciones tienen dificultades para deshacerse de los productos, y muchos de ellos acaban como residuos electrónicos aunque funcionen a pleno rendimiento. Esta forma de tratar los productos informáticos va en contra de los principios de la economía circular, según los cuales los productos deben mantenerse en uso el mayor tiempo posible para ahorrar recursos y conservar su valor. La buena noticia es que cada vez hay más ganas de aplicar prácticas más sostenibles. Sin embargo, hay que tomar muchas decisiones durante el ciclo de vida de un portátil y no siempre es fácil saber qué es lo mejor. Hemos estudiado esta cuestión para aclarar cuál es la forma más responsable de gestionar los ordenadores portátiles. ¿Cómo pueden las organizaciones reducir el impacto ambiental y ayudar a promover un ciclo de vida más circular?