Alexandra Wu, de IVL, sobre la aplicación de la economía circular a la electrónica

Alexandra habló recientemente de este tema en un seminario web organizado por Circular Electronics Initiative, de la que formamos parte. El objetivo de esta iniciativa es animar a organizaciones y consumidores a adoptar un enfoque más responsable respecto a los productos electrónicos que utilizan.

Realicé mi investigación de máster sobre la divulgación total de materiales en la cadena de suministro de productos electrónicos y me fascinaron los temas de economía circular en la industria electrónica, especialmente cuando se trata de trabajar con agentes de la industria y abordar los problemas a nivel de sistemas.

En una economía lineal, normalmente tomamos recursos, fabricamos productos y luego los tiramos como residuos (un sistema de "toma, fabrica, desecha"). Mientras que la economía circular se refiere a un sistema económico en el que la energía y los recursos se regeneran y se conservan en el sistema, y los residuos se minimizan (si no se eliminan). Es importante saber que la economía circular es sólo un medio para alcanzar un fin, y no el objetivo final en sí mismo. Es una herramienta para abordar problemas sociales sistémicos como el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. También puede ofrecer una gran oportunidad para desvincular el crecimiento económico de la degradación medioambiental y aumentar la resiliencia.

Por tres razones principales:

1. Producimos una enorme cantidad de residuos electrónicos: una media de 7 kg por persona en todo el mundo. En los países de renta alta, la cantidad es mucho mayor.
2. La mayoría de las veces, los aparatos electrónicos que tiramos o apartamos aún tienen vida útil. Esto significa que no estamos siendo eficientes en cuanto al uso de recursos.
3. La fabricación de productos electrónicos es extremadamente intensiva y derrochadora desde el punto de vista medioambiental. Sobre todo en la fase de extracción, que también conlleva riesgos de minería de conflicto en el caso de determinados metales, como el oro, el estaño, el tantalio, el wolframio y el cobalto.

En un mundo ideal, la economía circular de la electrónica sería aquella en la que todos los productos pudieran repararse, reacondicionarse y actualizarse, de modo que su vida útil fuera mayor. Los nuevos modelos de uso, como el uso compartido de productos y el producto como servicio, serían habituales. Al final de su vida útil, los productos no se convertirían en residuos, sino que se remanufacturarían o reciclarían por completo. Pero esto sólo puede ocurrir si los productos se diseñan para la circularidad en primer lugar, para facilitar una vida útil más larga mediante la posibilidad de reparación/actualización, etc. Por último, los productos también pueden diseñarse para utilizar piezas circulares, idealmente de recursos renovables.

Todos somos consumidores de productos electrónicos y, en la mayoría de los casos, lo más eficaz que podemos hacer es utilizar lo que ya tenemos durante más tiempo y hacer que dure intentando reparar nuestros productos antes de comprar otros nuevos. Si no tenemos más remedio que comprarlos nuevos, consideremos la posibilidad de comprarlos de segunda mano (si tiene sentido desde el punto de vista económico) o de dar prioridad a los productos respetuosos con el medio ambiente.

En sentido general, ¡todavía estamos en la punta del iceberg en lo que se refiere a ser circulares en electrónica! En Europa, gracias a la Directiva RAEE tenemos un sistema de recogida y reciclaje de residuos electrónicos, pero la tasa y la calidad del reciclaje varían según los países, e incluso cuando reciclamos sólo recuperamos un puñado de metales en comparación con los cientos de materiales y metales presentes en los productos. La adopción de otros enfoques de economía circular es aún relativamente nueva. Pero sigue siendo bueno ver que avanzamos cada vez más en esa dirección.

Vea el seminario web de la Iniciativa de Electrónica Circular Economía circular y electrónica: de la teoría a la práctica.