Comprar ordenadores, pantallas y otros productos informáticos es una necesidad para la mayoría de las organizaciones, pero estas compras también entrañan importantes riesgos de sostenibilidad. Para evitar contribuir a problemas graves como emisiones nocivas, infracciones de la legislación laboral u otros riesgos para la salud y la seguridad de los trabajadores, hay que equilibrar aspectos tradicionales como el precio y el rendimiento con el riesgo medioambiental y social.